Me topé hace unos días con un blog de un ganadero canadiense que lucha contra la ilegalización en su país de la venta de leche bronca; tal prohibición significa que un pequeño ganadero no puede vender si leche directamente al consumidor, entre otras cosas.
Al grano: pues este buen hombre reproducía en su blog el discurso de Vandana Shiva al recibir el Premio Sydney por la Paz, que me pareció muy interesante; por eso me di la tarea de traducirlo (puede haber algunos errores de interpretación).
Hoy en día, cuando pensamos en la guerra, nuestra mente se torna hacia Iraq y Afganistán. Pero la guerra más grande es la guerra contra el planeta. Ésta tiene sus raíces en una economía que no respeta límites ecológicos y éticos – límites a la desigualdad, límites a la injusticia, límites a la codicia y la concentración económica.
Un puñado de empresas y de potencias busca controlar los recursos de la Tierra y transformar el planeta en un supermercado en el que todo está en venta. Quieren vender nuestro agua, genes, células, órganos, conocimientos, culturas y nuestro futuro.
La guerras duraderas en Afganistán, Iraq y las que les han seguido no son sólo sangre por petróleo. A medida que ellas se desarrollan, vemos que son sangre por alimentos, sangre por genes y biodiversidad y sangre por agua.