El Grito de Dolores, lanzado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16 de septiembre de 1810 iniciaría la sarta de guerras civiles y revoluciones que convertirían la Nueva España de ese entonces en el méxico* actual. La guerra de independencia se lanza con lema de
«¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Abajo el mal gobierno!, ¡viva Fernando VII!»
Ese es un claro llamado a la revuelta de los criollos contra los peninsulares. Hidalgo era criollo como casi todos los conspiradores de Querétaro, a la excepción de José María Morelos. El «Mueran los gachupines» de la boca del mismo cura de Dolores vendría a aclarar que aquello era un movimiento criollo contra los privilegios que gozaban los peninsulares, étnicamente iguales, pero políticamente diferentes en el sistema de dominación colonial español.