En 2001 creé un blog, durante varios meses estuve dudando si ponerle un nombre u otro. Una de las primeras ideas que me vino a la cabeza fue la de llamarlo Sinaloa en Sarkozyland. El apodo Sinaloa me acompaño durante un mis últimos meses en México, y con ese apodo me presenté a los compas y camaradas que he ido encontrando desde que vivo en París. Seguro estaba que quería que el nombre de mi tierra estuviera en el título del blog.
Mi nahual quiere que escriba, que me abra el alma, que me saque las tripas y con ellas colgando en mis manos, sin morirme, les cuente de mis ayeres y mi avenir como un zahorí halla un venero, predice el futuro y advierte de huracanes cercanos. No sé yo si tenga ese poder de ver cosas; tengo, si, el de recordarlas y volver a la playa del naufragio, al andén de desembarco.
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