El otro, el extranjero, es siempre aquél que está aquí por malas razones.
※
He dejado de buscar, desear, perseguir, soñar, querer para ya no serlo en apariencia. Cuando aún tenía antojos (ganas, sueños…) alguien me dijo que no tenía nada que aportar.
Estoy aquí porque tuve una razón. He cambiado pero mi motivo sigue ahí. Me explico, mi motivo es como la fricción que causó ese fuego efímero en un fósforo, fuego que lo ha consumido, aún después de apagado lo ha transformado. La fricción en sí no ha dejado marca.