Cuando desaparezcas, tu nombre será como un mito, tan distante y tan escrito que al escucharlo me sentiré nostálgico, tiernamente conmovido. Pensaré que la de los antiguos era una imaginación muy barroca.
Serás un objeto abstracto del que no sabré que hacer, si no es pasarlo a más pequeñas manos.
Así se transmite la vida nuestra, la de los humanos, y la de los seres imaginarios como tú.